Creí mi cardenal salvo
hasta que hoy lo ví abrigado,
abrigado y lejos de casa.
Estaba bien sin mi
lejos de mis manos sanguinarias,
vive y es feliz sin mi sombra, que ni sé cuando se volvió sombra
-hasta ayer fue luz-.
Respira mi cardenal fuera de casa
yo sigo siendo invierno
pero ya de qué sirve, si el cardenal no necesita invierno.
Se fué
corrió y voló
y yo toda llena de tinta aún para su corazón alado.
Si quieres marchar,
si quieres mudar tu nido,
si quieres pintar otro cielo
y ser música de otro bosque,
hoy te digo
y te repito
-hoy te libro-
yo seguiré siendo invierno.
En mi; seguirá corriendo el viento
la lluvia mojará aun mi sed de ti
y seguiré apaciguando mi pecho de ti.
Si quieres irte de casa,
eres libre.
Sólo te voy a pedir una cosa:
no olvides el camino de regreso,
porque quizás este invierno se haya vuelto otoño cuando vuelvas.